Ambientación y Mapa

Hace muchos años vivíamos en una guerra constante con los dragones: robaban nuestro ganado, reservas de alimentos e incluso quemaban nuestros hogares. Todo se trataba acerca de recolectar comida para los largos inviernos y matar a los dragones que se atrevieran a robarla y representaran una amenaza; podríamos decir que era la supervivencia del mas fuerte. Desde que se puede recordar, nos habían enseñado quien era el enemigo y las maneras mas eficaces para exterminarlos, es por eso que el vikingo con mas muertes en su haber era glorificado incluso después de abandonar su vida terrenal.

Todo aquello cambió cuando un joven se enfrentó a un dragón y se negó a darle muerte, algo que ningún otro vikingo había hecho jamas. Aquella decisión cambio por completo nuestra forma de vivir y así dio inicio a lo que llamamos hoy en día “Era de los jinetes de Dragón”.
Aquel joven aprendió del dragón, junto a la bestia fue enseñando a sus amigos haciéndoles ver que no eran como los demás pensaban, si no que se trataban de seres incomprendidos con un alto grado de inteligencia que podían ser amaestrados. Los nuevos jinetes descubrieron que los dragones se agrupaban en nidos bajo el mando de un amo que los comandaba. Con el tiempo, los jóvenes también entendieron que la razón por la que los dragones cazaran de forma exagerada radicaba en la ambición y desmesura de aquellos que dominaban los nidos. Los Vikingos no tardamos en descubrir la raíz del problema así que se inició una caza para la destrucción esas guaridas que albergaban bestias gigantescas, muchos hombres y dragones murieron en el intento, pero los cuatros nidos que se encontraban en el continente de Nadúr fueron erradicados dando comienzo a nuestros totalmente cambiados sistemas de vida. La posesión de dragones nos permitió la conquista de tierras diversas las cuales son las que conforman nuestro continente, excepto por Kylmä, la cual se mantiene indómita y salvaje.

En aquella época había muchos Vikingos que no estaban dispuestos a renunciar a sus creencias que se basaban en el desprecio de los dragones y la muerte de los mismos. Con el paso del tiempo se organizaron dos facciones: los que estaban a favor y los que estaban en contra. La guerra entre ambos bandos fue inevitable y hubo perdidas significativas para todos sin que se llegara a un acuerdo. La parte contraria de estos vikingos que seguían sin aceptar a los dragones emigraron hacia las tierras lejanas de Kylmä, conviviendo con la gente salvaje que al igual que ellos odiaban a los dragones. Otros sin embargo permanecieron en nuestra sociedad, siempre en contra y tratando de convencer a los demás de que podemos vivir plenamente sin las bestias. No son un peligro hoy en día, pero el patriarcado los mantiene vigilados muy de cerca ya que no le gustaría otra guerra entre sus pueblos.

Sin embargo, los opositores a los dragones no son la actual preocupación de la sociedad, recientes sucesos de dragones que viajan con destino al Sureste del mundo jamás volvían y los pocos que lo hacían regresaban cambiados, se comportaban de manera muy violenta y salvaje como nunca antes, como si hubieran olvidado todo lo que una vez fueron, sacando su instinto más latente, la furia.

Los Dragones que habían regresado dejaban un rastro de muerte y devastación con incontables victimas, incluyendo a los vikingos y dragones que intentaron contenerlos, no reconocían ni a la persona que los entrenó y era imposible que recuperaran su cordura. El dragón que viaja hacia ese destino y regresa, es asesinado en el acto sin contemplaciones ni juicio previo, pues son ahora una amenaza. Se organizaron búsquedas hacia el Sureste para encontrar la raíz de este mal, pero solo se toparon con las olas del mar ennegrecidas. Los dragones junto a sus jinetes no resistían el viaje y los barcos enviados jamás volvían, aquel lugar fue apodado como el continente de Mork o cómo algunos lo llaman: el Continente Oscuro. Es obligación de cada jinete el proteger a su dragón para que no vaya en aquella dirección, pero a veces es muy tarde y ya nada se puede hacer, la preocupación de todos es cada vez mayor.

Según los ancianos de los antiguos tiempos, dicen que hace muchos milenios atrás, el mundo sufrió un suceso sin precedentes. De forma repentina y como un profundo hiato en nuestra historia, las tierras temblaron como nunca antes lo habían hecho se decía que los dioses estaban furiosos con los hombres. El suelo se resquebrajó como el hielo, su sangre caliente salió a la superficie, el fuego de su corazón quemó la vegetación; destruyó la vida y llenó de humo los cielos. Los volcanes sucumbieron a las sacudidas que daba todo alrededor y la piel del mundo se deformó como antiguo papel; los ríos se secaron, el mar se desbordó y el agua se tornó negra, pegajosa y tóxica. Las pequeñas criaturas que lograron sobrevivir a la primera ola de fuego y ceniza no pudieron extender más allá su vida y el humo terminó por asfixiarlos. Se dice que casi ni la muerte logra sobrevivir a aquel infierno. Este evento fue denominado como La furia de los Dioses y los días anteriores a él se sepultaron como la Vieja Historia.

Los siglos siguieron transcurriendo y el único continente que flotaba sobre el océano se quebró. El calor dividió las rocas, las montañas y los ríos de lava. El mar ennegrecido terminó por separar los débiles lazos que mantenían la unión del antiguo Nattverd y éste se dividió en tres subcontinentes. Al suceso se le llamó La Ruptura y fue el inicio de la Nueva Historia.

En cada nuevo continente ocurrieron cambios nunca vistos y dicen que después de aquello fue que nacieron los dragones “El castigo del Padre de Todo” hacia los hombres. La constante actividad volcánica y los ríos de lava hicieron que surgieran corrientes erráticas de aire y fuertes ráfagas de viento, que además originaron nuevos gases altamente livianos que podían hacer flotar cualquier cosa, elevando rocas gigantescas por el firmamento. Este lugar que fue denominado siglos después cómo Iska, la cuna del viento.  El territorio que quedó al centro del continente fue azotado por el mar y su fuerza lo sumergió en una eternidad submarina, creando extrañas condiciones que lo diferenciaron del resto del océano. Esta zona es hoy en día Vatten, el lecho de mar. La zona más alejada de las demás, quedó atrapada en un infierno de gases tóxicos y peste que apenas dejaba a la vista el vasto territorio. Sin embargo, generando condiciones especiales en el subsuelo. A este lugar se le conoce como Thveu, el hogar de la muerte. La tierra que albergaba diferentes climas en ella fue llamada Gedhe, La tierra elemental. Luego está una zona árida y seca donde se puede encontrar muy poco con la vegetación en donde el aire puro se refugió en huecos que se crearon bajo la tierra, causando inmensos túneles subterráneos fue llamada Föld, la tierra subterránea. La parte que se mantuvo siempre en actividad volcánica adoptó el nombre de Bulkam, el territorio de fuego.

En el trozo de territorio que fue relegado a lo más norte del planeta, la temperatura comenzó a bajar drásticamente, transformando todo el continente en un glaciar gigante, plagado de tormentas heladas, ventiscas, montañas rocosas y nieve. A este gigantesco territorio luego de la conquista se le apodó Kylmä, el continente gélido.

Finalmente, un tercer trozo que dejó la Ruptura, y que conformaba casi la mitad de Nattverd, se desplegó hacia el sur y jamás se supo de él quedando en el olvido. Sus tierras conservaron lo peor de la furia de los dioses; los efectos de la toxicidad del aire y la eterna actividad volcánica lo sumieron en una oscuridad constante, y la nocividad del ambiente lo convirtieron en un infierno, repleto de fuego, lava y humo, aún conserva sus aguas sombrías y no sé sabe que más podría haber allí. Este lugar fue recientemente llamado Mork, el continente oscuro.